Hontanas tiene nombre de fuente y por eso en la plaza hay un caño con un agua helada donde los peregrinos se dan baños a sus pies doloridos. El camino hasta Castrojeriz se hace muy bien y con ello llegamos enseguida a este precioso pueblo, bien cuidado y con unas cuantas iglesias y monasterios. La cuesta que nos esperaba a la salida, a pesar de saberlo de antemano, no dejó de parecernos exagerada. Pero la superamos. Y ya, a partir de ahí, pan comido hasta Boadilla. 26 km
En este pueblo encontramos un albergue extraño. Con una puerta desvencijada de entrada y un jardín precioso dentro. Allí estuvimos tomando el sol y leyendo toda la tarde porque el pueblo no tenía más que una iglesia bastante fea, donde destacaba una pila bautismal románica y un palo de justicia precioso, labrado en piedra. La cena comunitaria fue genial: gran conversación entre una sueca, dos sordomudos y nosotros
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